Dos señoras tiernas
una exposición llena de ternura, una instalación artística en la Gran Vía, nuestra nueva obsesión artística y algunos coleccionistas
Este mes no ha tenido nada de normal, pero nos negamos a volver a hablar del cónclave, de las nubes de polen asesino, de las protestas contra el turismo masivo y del documental de los expats, de que Sant Jordi es el mejor día del año o del apagón. Bueno, del apagón sí. Si la cosa no te pilló en un vagón, en un ascensor, o con algún indeseable, estamos seguras de que disfrutaste de ese regalo que fue la vida sin conexión y sin trabajo, al menos durante un ratito. Vimos a gente tumbada en las plazas, chismorreando, disfrutando de un bocata y una cerveza al sol, haciendo corrillos alrededor de una radio; había personas cantando, tocando y bailando, perros felices, cenas a la luz de las velas y muchos, muchos libros. Desde luego, fue un regalo disfrutar de la vida con esa ligereza en lo que empezó siendo un lunes de lo más corriente. Y es que, aunque a veces se nos olvide, las personas estamos hechas para disfrutar, darnos cariño y compartir. Así de simple.
💘 la exposición
Míriam Dema encuentra la inspiración precisamente en eso, en las pequeñas alegrías, en nuestra forma de gesticular y relacionarnos, y utiliza la creatividad para nutrir y transformar vínculos. Como nosotras sin internet, Míriam deja salir a la niña que lleva dentro. Utiliza las ceras y el pastel al óleo, le divierte el punto de azar que aportan al dibujar, además de su carácter infantil, y los utiliza para pintar de forma intuitiva aplicando capas y capas de colores. Su obra, centrada en las relaciones humanas, la resistencia a la prisa y el poder transformador de la comida, es un homenaje a las cosas simples y a la generosidad de la vida en momentos de esplendor.
En La Tendresa, su última exposición en la galería Beta Contemporary, explora un nuevo lenguaje con mucha carga emocional, usando el tacto como un ejercicio de cercanía, cuidado y memoria. Como dice Juan Salazar en su texto, sus obras no narran: invitan. El resultado no es representación, sino sensación. Damos fe de ello.
Y con ternura nos encontramos también en una de las visitas guiadas, cuando una chica se nos acercó ofreciéndonos un vaso de agua, nos preguntó cómo estábamos y nos invitó a pasar con un simpático yo soy Míriam y ahora os intentaré explicar un poco todo esto. Qué delicia. El espacio, las telas, los cuadros con los tapetes de su abuela, las flores, las imágenes de dos, tres, seis personas abrazándose, y ella yendo de un lado a otro de la sala, preguntándonos si sabemos lo que se siente cuando quieres tanto a alguien que quieres fundirte con el otro. Ay, Míriam. Nos consta que van a organizar algún otro encuentro y, si no podéis ir, al menos aceraos a la exposición, que la tenéis hasta el 16 de mayo.
🔎 la curiosidad
Seguro que has pasado miles de veces por los túneles de la Gran Vía de camino al trabajo, volviendo de la playa o con el maletero lleno de muebles de IKEA, y ni siquiera te has fijado en los plafones de colores que decoran sus paredes a la altura de L’Hospitalet. Pues bien, no se trata de un simple capricho sino de una intervención de la artista Margarita Andreu (1953 - 2013) que sintetizó toda su práctica creativa en esta pieza que nos regala un momento de color en medio del humo y las prisas.
Andreu, que jugaba con conceptos como la luz, el vacío, la transparencia y la arquitectura, transformó ese tramo soterrado en una especie de instalación cinética para conductores, y es que las bandas de colores que ves desde la ventanilla no están ahí porqué sí: están pensadas para que el espacio deje de ser puro tránsito y cemento y se convierta —aunque sea solo por unos segundos— en una experiencia estética, casi poética. Así que ya sabes, la próxima vez que pases con tu coche, tu moto o el autobús correspondiente, fíjate bien y disfruta de ese pequeño respiro visual (siempre con precaución, claro).
🧸 la artista
Una de nuestras cosas favoritas (además de la comida y los memes de gatos) es visitar nuestras galerías de confianza y salir de ahí con una nueva obsesión artística bajo el brazo. Esto es lo que nos pasó cuando, en nuestra última visita a Bombon projects, nos topamos con la obra de Fernanda Laguna: un universo lleno de colores, ternura, política y peluches. Y un escaparate lleno de stickers cuquis donde, por supuesto, tuvimos que hacernos un selfie.
Fernanda no es solo artista visual: también edita poesía, crea espacios culturales y escribe novelas firmadas por su alter ego Dalia Rosetti, una versión de sí misma que “llora menos y dice más barbaridades”. Pero lo que hace, por encima de todo, es poner en jaque todo lo que creemos que es, o puede llegar a ser, arte. Su obra es como una mezcla entre diario íntimo y caja de galletas reciclada; un collage vital de lo feo, lo insignificante y lo tierno, donde el brilli brilli convive con la melancolía y la denuncia. Desde los márgenes, ha creado una estética sin pretensiones, cargada de emoción y humor, que desarma el estilismo del arte y abraza la belleza de lo cotidiano. Como quien escribe una carta de amor a su adolescencia, Fernanda nos recuerda que lo infantil no es ni superficial ni tonto, sino una invitación a mirar el mundo sin solemnidad.
✨ la recomendación
Estamos acostumbradas a que los coleccionistas se escondan detrás de una copa de vino y pasen desapercibidos en las inauguraciones, y más aún en Barcelona, una ciudad que vive de puertas hacia adentro y en la que es difícil saber quién maneja el cotarro. Aquí los ricos llevan tejanos y bambas y las colecciones privadas son como el Yeti: todo el mundo habla de ellas, pero verlas, lo que se dice verlas, pocas veces. Por eso nos gusta The Collector is Present, un programa organizado por el Barcelona Gallery Weekend que se atreve a sacar a algunos de estos collectors de su casa para que les pongamos cara. Vamos, una ocasión perfecta para saber un poco más que es eso de coleccionar y quién está detrás de los gomets rojos que vemos al lado de las obras en ferias y galerías.
Puedes consultar todo el programa aquí pero te dejamos tres actividades que nos gustan especialmente: en Chiquita Room, la coleccionista Cristina Arribas presenta una parte de su archivo de postales y lo convierte en una coreografía de fragmentos celestes en una exposición que juega con la nostalgia sin caer en lo cursi. En ethall han invitado a la gente de Caniche Editorial, que usarán una pieza de Itziar Okariz como punto de partida para hablar sobre los roles que hay dentro del contexto artístico. Y por último, en House of Chappaz podremos navegar por una colección de arte digital de la mano de Tales Tommasini, que hablará sobre los riesgos y peculiaridades de coleccionar este tipo de arte y al que le podremos preguntar qué demonios ha pasado con el boom de los NFTs.
¿Y AHORA QUÉ?
💖 Síguenos en Instagram.
💌 Envía esta newsletter a una amiga.
✨ Y si te apetece, déjanos un comentario :)