Dos señoras místicas
fotografía espiritual, la poética del cansancio, otra pintora médium y fantasmas majos
¡Ah, noviembre! No cabe duda de que es el mes más oscuro del año, un momento perfecto para supersticiones, encender velas y preparar altares. Las calles, los cementerios y hasta nuestras casas se llenan de símbolos que nos recuerdan que no estamos solas. Y en eso, las mujeres hemos tenido siempre un papel importantísimo: chamanas, curanderas, médiums, sanadoras, alquimistas y videntes. También conocidas como brujas cuando sabemos demasiado, cuando intuimos cosas que nadie puede explicar o cuando conectamos con lo invisible.
Menos mal que el misticismo y el esoterismo vuelven a estar de moda. Nada como una consulta rápida al Horóscopo Negro, la sabiduría diaria de Co-star o, por qué no, una sesión de tarot para conectar con los saberes ancestrales. Y es que, a veces, todo lo que necesitamos es una buena tirada de cartas y suerte con la vida.
📷 la curiosidad
¿Sabías que en el siglo XIX, además de un invento revolucionario, la fotografía también se utilizó para capturar fantasmas? Pues sí, como lo lees. En plena fiebre del espiritismo, surgió una moda bastante curiosa: la fotografía de espíritus. Imagínate, ibas al estudio, te tomabas la típica foto de época y voilà, en el revelado te encontrabas a tu tío abuelo al fondo, todo borroso y misterioso, con una mano reposando en tu hombro. El pionero de esta tendencia fue William H. Mumler, un joyero de Boston que juraba que su cámara captaba a los difuntos. Y claro, después de la Guerra de Secesión, en Estados Unidos la gente estaba bastante cucú y necesitaba creer en algo que les ayudase a superar su pérdida, por lo que este tipo de fotografías se volvieron consuelo y negocio a partes iguales.
El éxito y el revuelo fueron tales, que Mumler incluso llegó a los tribunales acusado de fraude, pero salió libre porque los expertos no lograron demostrar dónde estaba el truco. Hoy lo sabemos: todo eran juegos de doble exposición, pero oye, a quién no le gustaría que se le apareciese su tatarabuela en su próximo selfie.
👀 la exposición
mysterious
mysterious, fantastic
eerie
mysterious, strange, creepy, fantastic, terrible
uncanny
mysterious, weird
spooky
Así empieza uno de los poemas de Camila Cañeque, artista y filósofa conocida por su exploración de la vulnerabilidad y el carácter arriesgado de su trabajo. Su obra es un antídoto al agotamiento que sentimos hoy. Cañeque expuso su cansancio no solo físico, sino también mental, histórico, político y medioambiental a través del arte. El silencio, la pausa y el desgaste fueron herramientas tan válidas como la palabra.
Revisar su trabajo siempre es una buena idea, por eso os invitamos a visitar su web, donde podréis entrar en el purgatorio y leer su diario. En un tiempo que lo exige todo de nosotros, Cañeque nos propone justo lo contrario: detenernos, observar y resistir. Estos días, La Capella se ha convertido en un espacio de quietud en su honor con Infinita/Unfinished. Poética del cansancio, una exposición que reúne algunas de sus performances más provocadoras como Dead End, en la que la artista apareció tirada en el suelo de ARCO vestida de flamenco, rodeada de flores y versos de Lorca para encarnar ‘la muerte de España ante el capitalismo’. La exposición no es solo una retrospectiva de su obra, sino también una llamada a replantearnos cómo vivimos y a preguntarnos: ¿qué ocurre cuando una se detiene?
🔮 la artista
Cinco años antes de que Kandinsky publicara De lo espiritual en el arte, Hilma af Klint ya había creado sus primeras pinturas abstractas. Seguro que has oído hablar de ella, pero en una época saturada de tecnología y sobreexposición, vemos necesario recordarla. Para ella, pintar no era un acto estético, sino ritual y es por eso que nunca se definió como artista, sino como una médium que captaba la energía de otras esferas, trasladando una serie de mensajes del más allá —un poco al estilo de Josefa Tolrà— a través de formas, patrones y colores que vibraban en el lienzo.
Hilma no fue la única. Su grupo de meditación, Las Cinco, fue clave en su época. Juntas, organizaban sesiones de espiritismo y conectaban con seres que afirmaban ser sus guías y les revelaban instrucciones para pintar sus cuadros. Como resultado vemos una serie de diagramas donde cada línea y cada espiral tienen un significado secreto y una geometría sagrada. Sus colores y composiciones nos revelan estados alterados de conciencia y verdades ocultas. Está claro que el arte también puede ser un medio de iluminación espiritual y una puerta abierta a otras realidades. Si no nos crees, puedes descubrirlo en la exposición que le ha dedicado el Guggenheim de Bilbao y que nos morimos de ganas de ver, o disfrutar del documental Beyond the visible desde la comodidad de tu sofá.
👻 la recomendación
Este mes recomendamos el trabajo de Angela Dean, la artista que ha llevado la nostalgia a otro nivel con sus fantasmas pintados sobre fotos antiguas. Quizás te has topado con alguna de sus obras por Instagram: fotografías antiguas de paseos por la playa, fiestas de cumpleaños, días de piscina y viajes en coche donde flotan unas figuras blancas como fantasmas juguetones que se cuelan en cada escena. Eso sí, estos fantasmas son de todo menos aterrados, ya que Dean utiliza colores brillantes que convierten lo fantasmal en algo acogedor y entrañable, haciendo que cualquiera pueda imaginarse en esos recuerdos que parecen de otra vida.
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